¿Zurdo o diestro? El desarrollo de lateralidad en los niños tiene la respuesta

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¿Sabías que identificar si tu hijo es diestro o zurdo va mucho más allá de una simple curiosidad? El desarrollo de lateralidad en los niños es una etapa clave que influye directamente en su aprendizaje, su coordinación motriz y hasta en cómo se orientan en el espacio. Aunque muchas veces pasa desapercibido, un desarrollo mal definido puede provocar desde confusiones al leer hasta dificultades para seguir instrucciones simples. 

La lateralidad se refiere a la preferencia del ser humano por un lado de su cuerpo (derecho o izquierdo) en tareas como escribir, lanzar una pelota o mirar a través de un telescopio. Esta elección no es aleatoria, está vinculada con la organización cerebral y suele consolidarse entre los 4 y 6 años de edad. Cuando esta definición no ocurre de forma adecuada, pueden surgir confusiones que afectan la lectoescritura, la coordinación y otras habilidades motoras básicas.

¿Por qué la lateralidad es tan importante?

La lateralidad está directamente relacionada con el funcionamiento del cerebro. Cuando un niño desarrolla de forma adecuada su lateralidad, mejora su orientación espacial, su coordinación y, sobre todo, su capacidad para leer y escribir.
Por ejemplo, un niño con una lateralidad no definida puede confundir letras como la “b” y la “d”, o tener problemas al seguir líneas rectas. Por lo tanto, estimular este desarrollo desde una edad temprana es fundamental para evitar futuras complicaciones en el proceso educativo.

Señales de una lateralidad no definida

En algunos casos, los niños presentan lo que se conoce como lateralidad cruzada o mal definida. Esto ocurre cuando, por ejemplo, escriben con la mano derecha pero patean una pelota con el pie izquierdo. Aunque no siempre representa un problema, es importante estar atentos a ciertas señales:

  1. Dificultad para seguir instrucciones que impliquen orientación (como derecha e izquierda).
  2. Problemas con la lectoescritura.
  3. Torpeza en la coordinación motora fina o gruesa.

Si se observan varios de estos signos, lo ideal es consultar con un especialista en desarrollo infantil.

Desarrollo de lateralidad en los niños

Actividades para estimular la lateralidad

Una de las formas más efectivas de apoyar este proceso es mediante juegos y ejercicios cotidianos. A continuación, te comparto actividades divertidas y prácticas para fomentar la lateralidad:

🎾 Lanzar y atrapar pelotas con una sola mano, alternando izquierda y derecha.

🦶 Circuitos motrices que incluyan saltos, giros hacia ambos lados y pasos cruzados.

✏️ Dibujar figuras simétricas o seguir laberintos con la mano dominante.

🎶 Canciones con movimientos corporales, como “Cabeza, hombros, rodillas y pies”.

🖍️ Trazar líneas curvas y rectas de izquierda a derecha y viceversa.

🚶 Juegos de seguir al líder, con indicaciones como “gira a la derecha” o “pisa con el pie izquierdo”.

🧦 Ponerse los zapatos y los calcetines por sí solos, alternando el orden de los pies.

🧊 Transvasar agua con cucharas entre recipientes usando una sola mano.

🎯 Apuntar a un blanco con dardos de velcro o pelotas pequeñas.

🎨 Pintar con las manos usando una a la vez para fortalecer la preferencia natural.

Incluir estas actividades en su rutina diaria favorece no solo la lateralidad, sino también la atención, el ritmo y la coordinación general.

El rol de padres y docentes

Aunque la lateralidad parece desarrollarse de forma natural, en realidad necesita acompañamiento. El rol de los padres y docentes es fundamental: deben observar con atención, ofrecer estímulos variados y respetar el ritmo de cada niño. No se trata de forzar el uso de una mano, sino de permitir que el niño descubra su preferencia a través de juegos y actividades cotidianas. Proponer tareas bilaterales como recortar, lanzar pelotas o seguir el ritmo con palmas favorece una maduración equilibrada de su esquema corporal.

Corregirlos constantemente cuando cambian de mano puede causar inseguridad y confusión. En lugar de ello, es mejor ofrecer desafíos suaves y dinámicas que promuevan la toma de decisiones corporales, como juegos de espejo, circuitos motores o ejercicios de coordinación. Un entorno libre de juicios, donde el niño se sienta seguro para explorar, es clave para que la lateralidad se defina de manera armónica, fortaleciendo tanto su motricidad como su autoestima.

Conclusión

En definitiva, el desarrollo de lateralidad en los niños es un proceso clave que influye en su aprendizaje, coordinación y autoestima. Acompañarlos con empatía, respeto y sin imponerles una preferencia es esencial. A través del juego, la observación consciente y un ambiente de apoyo, cada niño podrá descubrir su lado dominante con seguridad. Además, estimular su cuerpo y mente desde edades tempranas les permitirá alcanzar un desarrollo integral infantil. Con paciencia y guía, estarás fortaleciendo habilidades que marcarán su futuro.